miércoles, 4 de abril de 2012

El Tarot como espejo


Voy a comenzar partiendo de la idea de que el Tarot constituye un lenguaje simbólico que es, ante todo, abierto e individual. Está conformado por 78 cartas que muestran una gran cantidad de temas recurrentes que hacen a las situaciones típicas de un ciclo vital humano. De ellas, hay 22, llamadas Arcanos Mayores, que nos muestran una situación arquetípica o simbólica.

Estas cartas surgieron en el Renacimiento, concretamente entre 1430 y 1460,  con el fin de ser utilizadas por la nobleza de Milán y Bolonia. El espíritu del re-nacimiento se puede ver en la elección de las imágenes, que hacen referencia a muchísimas épocas de la historia y la cultura. Se trata de simbolismos que parten desde el Renacimiento, pasando por la Edad Media, la antigüedad grecorromana y los tiempos remotos de las civilizaciones de Egipto y Babilonia.

En el siglo XIX ciertos movimientos esotéricos como los teósofos, los rosacruces, los martinistas y los templarios estaban en estrecho contacto con esta simbología, pero se trataba de órdenes secretas y círculos reducidos. Si bien esta tradición sigue vigente en numerosas obran que intentan reciclar el esoterismo clásico, el resurgimiento actual está más ligado al movimiento hippie.

Es que,  en los años ’60, el movimiento hippie constituyó toda una revolución. Y gran cantidad de temas y de personajes hasta entonces muy poco valorados o conocidos en el mundo occidental pasaron a hacerse muy populares: el escritor Hermann Hesse, el psicólogo Carl Gustav Jung, el budismo Zen, el I-Chin y el Tarot.

Sin embargo, fue con los movimientos feministas que comenzó su mayor difusión. Y a partir de la década de los ’80 comenzó a hablarse regularmente del Tarot en periódicos y revistas, de  modo que hoy ya forma parte de la cultura occidental cotidiana.



Es por esto que en la actualidad la interpretación del Tarot no se basa exclusivamente en las tradiciones renacentistas ni esotéricas. La interpretación más actual, de hecho, excluye los conceptos demasiado restringidos o inconsistentes.

Hoy se considera que, cuando se tiran las cartas, las imágenes y símbolos que se obtienen pueden evocar el mismo tipo de reflexión e introspección que nos sugieren las imágenes y símbolos que aparecen en los sueños. Por eso, cuando hablamos del Tarot, nos referimos siempre a la percepción subjetiva, al modo en que vemos las cosas y cómo nos afectan. Su auténtica magia surge de al menos tres fuentes:

1.       De la confrontación con imágenes arquetípicas individuales y/o pertenecientes a toda una cultura.

2.       De la conciencia del papel preponderante de la “casualidad”.

3.       De la experiencia palpable y evidente de un modo individual de percepción.

Cada una de las 78 cartas, y especialmente los 22 Arcanos Mayores, son una invitación a enfrentarnos con nuestras creencias más profundas y a las decisiones que hemos tomado en nuestra vida. Las cartas tienen la función de permitirnos ver una imagen de estos conceptos, facilitándonos la tarea de reconocer su significado en el transcurso de nuestra vida y en las circunstancias actuales. Por eso cada carta tiene un valor en sí misma, y al mismo tiempo está relacionada con cada una de las 77 restantes, por lo cual debe evitarse considerarlas de forma aislada.




sábado, 18 de abril de 2009

Así se construye una bruja


Breve historia acerca del paganismo y los intentos por erradicarlo



Cuando se trata de rastrear la historia de la palabra “bruja”, la primera sorpresa que uno se lleva es descubrir que no se usa desde tiempos inmemoriales, sino que sus registros más antiguos datan del siglo XII. En cambio, sí hay registros tan viejos como la humanidad acerca de la existencia -real o mítica- de hombres y mujeres con poder de dominio sobre los procesos naturales, e incluso sobre la voluntad de otros.

En su mayoría, los casos "reales" aludían a hombres y mujeres apegados a los cultos a la naturaleza, que concebían al mundo como conformado por dos mitades: masculina y femenina. Creían que sus dioses y diosas actuaban para mantener un equilibrio de poder: cuando lo masculino y lo femenino estaban equilibrados, había armonía en el mundo; cuando no, reinaba el caos. Estas creencias se basaban en el orden divino de la naturaleza, y en el poder femenino y sus vínculos con la Naturaleza y la Madre Tierra.

Es justamente por esto que uno de sus símbolos religiosos más importantes –y seguramente el más conocido- es el Pentáculo, que representa a la mitad femenina de todas las cosas; un concepto religioso que los historiadores de la religión denominan “divinidad femenina” o “Venus divina”.
En su interpretación más estricta, el Pentáculo representa a Venus, la diosa del amor sexual femenino y de la belleza.
¿De dónde surge este símbolo? El planeta Venus trazaba un pentáculo perfecto en la Eclíptica[1] cada ocho años. Tan impresionados quedaron los antiguos al descubrir este fenómeno, que Venus y su pentáculo se convirtieron en símbolo de perfección, belleza y de las propiedades cíclicas del amor sexual.
Tal fue esta impresión que, como tributo a la magia de Venus, los griegos tomaron como medida su ciclo de cuatro años para determinar las Olimpíadas, medida que se sigue considerando para organizar los Juegos Olímpicos.

En el Imperio Romano, la expresión más común para referirse a ellos era pagano, palabra que tiene su origen en el vocablo latín paganus, que significa “habitante del campo”. Durante el período en que los cultos urbanos del Imperio Romano estaban siendo convertidos a una nueva religión, el Cristianismo, estos paganos estaban alejados de las prácticas urbanas, por lo que no fueron adoctrinados en las nuevas creencias. Así, permanecieron fieles a sus antiguos cultos, que quedaron restringidos a las zonas rurales.

La coexistencia de los cultos de la naturaleza con los nuevos cultos urbanos, en el seno del mismo Imperio, fue dando lugar a conflictos, y se constituyó en situación propicia para que las nuevas creencias se apropiaran de los símbolos existentes y los fueran degradando con el tiempo, en un intento de borrar su significado.
Como parte de la estrategia para erradicar a las religiones paganas y convertir a las masas al cristianismo, en la primera Iglesia Católica romana se comenzó a utilizar el término “pagano” en un sentido peyorativo, se denigró a sus dioses y diosas, y se asociaron sus símbolos al mal, alterándose el significado del Pentáculo.

Con el tiempo, los cristianos fueron creciendo en cantidad –y en poder político- con lo que “ser pagano” pasó a ser considerado “ser un hombre sin religión o sin Dios”, en tanto no se habían asimilado a la que consideraban como la única religión válida.
Y la desconfianza creciente para con los que vivían en las villas rurales era tanta que hasta se cambió de sentido el antiguo término para describir a los campesinos. Así, ser villano –de aludir al habitante de las villas- pasó a ser sinónimo de malvado.

Sin embargo, el paganismo sobrevivió a estos primeros tiempos, y con su supervivencia se recrudecieron las estrategias para su erradicación. A principios del siglo XIV, en épocas en que se extendieron las prácticas de la Inquisición en general, y de las que se conocieron como “caza de brujas” en particular, muchas mujeres y hombres fueron perseguidos por su adhesión a estos cultos de la naturaleza. Durante cuatrocientos años (sí, ¡400!) cerca de nueve millones de hombres, mujeres y niños murieron en la horca o en la pira. El Malleus Maleficarum fue, justamente, una guía para torturar a los acusados de brujería, obligándolos a confesar cualquier cosa de la que estuvieran acusados: estar en el lugar incorrecto o en el momento indebido; ser particularmente bello o feo; loco o retardado, o incluso excepcionalmente inteligente; la práctica sexual femenina fuera del matrimonio; haberse vuelto próspero en poco tiempo; ser propietario de tierras codiciadas por el poder político o religioso…
Como resultado de este proceso, el conocimiento pagano fue disipado, y pasó a significar cualquier palabra o símbolo mágico usado en encantamientos o como parte de tratos satánicos. Ejemplo de esto es lo sucedido con el Pentáculo, que con el tiempo pasó a ser graficado de modo invertido y asociado a la representación del Diablo.

A pesar de esto, el paganismo logró sobrevivir una vez más, manteniendo su reverencia a la Tierra y a todas sus criaturas, considerando a los seres y fenómenos de la naturaleza como interconectados, y viendo en sus ciclos una manifestación del orden divino.

Hoy se ha vuelto particularmente complejo definir al paganismo. Sus creencias, saberes y valores han impregnado –predominando unos sobre otros según sea el caso- a diferentes sistemas de ideas, entre los que podríamos incluir desde algunas prácticas religiosas –como el wiccanismo- hasta al movimiento ecologista o la New Age.
Como sistema de creencias, el paganismo suele ser politeísta aunque no exclusivamente. Muchos paganos ven a todas las cosas como parte de un Gran Misterio, considerando que en todas ellas reside la energía divina. Por eso, tratar de rotular al paganismo como monoteísta o politeísta nos lleva a una aparente contradicción si intentamos responderlo desde una lógica simplista, contradicción que se supera con un pensamiento complejo, que considera a los conceptos de Dios, Diosa, Dioses y Diosas como máscaras del Gran Misterio.

Esta misma lógica compleja es la que nos permite superar una segunda contradicción: la de creencia y ciencia. Las epistemologías dominantes hasta principios del siglo XX coinciden en una visión mecánica de la realidad, y, por lo tanto, en la creencia respecto de que la misma puede ser conocida en tanto se descubran los patrones que subyacen a este mecanicismo, y se los traduzca en leyes y principios. Durante el siglo XX, la incorporación a la ciencia de las nociones de caos, incertidumbre, relatividad y complejidad, abrió la puerta para la ruptura con esta pretensión de una realidad mecánica y, por lo tanto, de un conocimiento cierto, claro y simple sobre ella. Así, se legitimó como conocimiento a aquellos saberes sobre el hombre, la naturaleza y sus vínculos, que se habían conservado ocultos durante siglos, transmitidos de boca en boca –mayoritariamente entre mujeres- y por lo general dentro de la familia o de los muy allegados. Se trata de un conjunto de saberes sobre todo relacionados con la sanación a partir de ciertos rituales o el uso de hierbas u otras sustancias naturales, en los que la palabra y la imposición de manos ocupan un lugar privilegiado (como, paradójicamente, también lo hace en las mismas religiones que han intentado erradicarlos y de ellos los tomaron).


[1] La Eclíptica es la línea curva por donde transcurre el Sol alrededor de la Tierra, en su movimiento aparente. Está formada por la intersección del plano de la órbita terrestre con la esfera celeste, es decir, la línea recorrida por el Sol a lo largo de un año respecto del fondo inmóvil de las estrellas.

lunes, 23 de marzo de 2009

Los 9 eneatipos




Haré una breve descripción del los nueve eneatipos según las enseñanzas de Claudio Naranjo mencionando principalmente algunas actitudes o palabras claves que los identifican.



Eneatipo I
Pasión: Ira
Fijación: Perfeccionismo
Bajo la apariencia de virtud es como la ira inconsciente encuentra su forma de expresión más característica. Como defensa mantiene la inconsciencia de los mecanismos destructivos o pasivos mediante una búsqueda consciente de la bondad y de una actitud antihedonista. La manifestación más específica de la experiencia emocional de la ira es el resentimiento. Rechaza lo que es, en función de lo que siente y piensa que debería ser. Transforma el querer en deber ser. Virtuoso compulsivo. Rígido, civilizado, de buenos modales, crítico, exigente, dominante, asertivo, perfeccionista, controlado, autocrítico, disciplinado. Orientados hacia la ley y el orden. Disposición "puritana" de oponerse al placer y al juego del instinto. Preocupación excesiva por la forma y el detalle.



Eneatipo II

Pasión: Orgullo

Fijación: Falso amor

Pasión por el autoensalzamiento, se cree más de lo que es; engrandecimiento de la propia imagen. Se apoya en un proceso emocional de enamorarse de sí mismo a través de la identificación con la autoimagen glorificada y reprime la imagen desaprobada. Es fundamental la estrategia de dar, al servicio tanto de la seducción como de la autoelevación. Generosidad egocéntrica. Falso amor. Manipulador. Seduce emocionalmente. Necesita ser el centro de atención, exige privilegios. Impulsivo y arrogante. Histriónico. Puede ser tanto dulce como agresivo. El eneatipo II esconde una profunda necesidad de ser amado. Puede entenderse como el resultado de una frustración amorosa temprana asociada a una pérdida del apoyo en la experiencia propia del valor personal. Hedonista. Asertivo en manifestar sus deseos, superficial, calido, sensible y con frecuencia antintelectual. Existe una "emocionalización" que facilita el proceso de distraer la atención de la conciencia de necesidad o, más exactamente, de "la representación intelectual del instinto".



Eneatipo III

Pasión: Vanidad
Fijación: Engaño-apariencia
Preocupación apasionada por construir una imagen ideal de sí mismo en vez de una verdadera personalidad. Viven para los ojos de los demás. Son alegres y se movilizan para demostrar objetivamente su valor. Buscan el éxito y la eficiencia. Les atrae el conocimiento académico, el brillo y el prestigio. Falta de veracidad en relación a los sentimientos sobre todo aquellos que consideran inaceptables; solo reconocen y expresan los "sentimientos correctos". Simuladores, camaleónicos. Están identificados con la buena imagen. Son los que tienen mejor marketing. Interés característico por la exhibición, hasta el punto de la autofalsificación, es la necesidad de atención y de ser visto que se frustró en el pasado y que busca ser satisfecha mediante el cultivo de la apariencia. Pragmático, frío, fanfarrón, calculadores y pueden utilizar a los demás y a sí mismos para escalar posiciones sociales. Hipervigilantes, controladores, como una forma tensa de enfrentar la vida en vez de ceder a la "autoregulación organísmica".



Eneatipo IV

Pasión: Envidia
Fijación: Insatisfación
"El estado emocional de la envidia implica un doloroso sentimiento de carencia y un ansia por aquello cuya falta se percibe. La situación supone un sentido de la bondad como algo exterior a uno mismo, que debe ser incorporado". Preocupación excesiva por la imagen de sí mismo. Identificado con esa parte de la psique que no consigue ajustarse a la imagen idealizada y está siempre procurando lograr lo inalcanzable.Entendemos la esencia de la envidia como un deseo excesivamente intenso de incorporación de la "buena madre", que puede manifestarse no sólo como hambre de amor, sino como una voracidad o avidez más generalizada.Autoimagen pobre. Concentrado en el sufrimiento. Necesita conmover. Arrogante y competitivo. Inclinado hacia el refinamiento, delicado, elegante, sensible. Fuerte superego, tenaz. Emocional sobre todo en relación al sufrimiento. Romántico. Adicto al amor y la dedicación a los demás. Sienten odio intensamente. Cordiales, sacrificados.

Eneatipo V
Pasión: Avaricia

Fijación: Desapego
La actitud de la avaricia por lado es contenerse y dominarse y por el otro es abandonar demasiado rápido. Renuncia al amor y las personas. Perfeccionista, más que crítico con el mundo externo. Introvertido. Indiferente, aislado, autista y esquizoide. Hipersensibles y fríos al mismo tiempo. Solitarios. Conectado sobre todo a su experiencia interna. Aferramiento al contenido presente de la mente. Evitación del compromiso en las relaciones como una expresión del no dar, puesto que obedece ala evitación de tener que dar en el futuro. Búsqueda de lo absoluto. Distante emocionalmente. Poco intercambio en las relaciones, acostumbrado a estar solo, aislado, desapegado. Miedo a ser engullido, "tragado por los demás". Sensible ante la invasión. Evita la acción y la expresión disminuyendo la capacidad de experimentar el placer. Compulsivo en el guardar. Idea de que tiene poco y si da se le puede terminar. Orientado al conocimiento, sustituye el vivir por el leer. Interrumpe el curso de la vida al servicio de la evitación del sentimiento.

Eneatipo VI
Pasión: Miedo
Fijación: Acusación

Más característico que el miedo y la cobardía es la presencia de la ansiedad, derivado del miedo que puede caracerizarse como miedo sin la percepción de peligro externo o interno. Evitador profesional, organizado. Ambivalencia afectiva amor-odio. Dificultad para establecer vínculos a la par. Conflictivo en relación a la autoridad (autoridad autoritaria). Desconfiado y suspicaz respecto de la gente. Corporalmente rígido con dificultad para relajarse. Hiperactivo, hipersensible sobre todo al rechazo, a la humillación. Dudan y postergan la acción. Buscan la claridad de las reglas y normas. Suelen preocuparse innecesariamente por hechos que tal vez no sucedan nunca. Detectores de problemas. Miedo al cambio, a cometer errores, miedo a lo desconocido, miedo a la soledad en un mundo amenazante, miedo a la traición y miedo a amar. Inseguros. Hipervigilantes, quieren tener todo bajo control. Buscan significados ocultos, señales, etc. El miedo vuelve al cobarde incapaz de estar seguro para actuar, de modo que nunca está seguro, no tiene la certeza. Lógico, devoto de la razón.

Eneatipo VII
Pasión: Gula
Fijación: Autoindulgencia

El glotón es alguién que se acerca al mundo mediante la estrategia de las palabras y las "buenas razones". Autoindulgente. Seductor con el intelecto. Afable. Hedonista. Apasionado por el placer. Estratega y manipulador para lograr su propio placer. Intrigante. Una máscara que esconde ansiedad, una suavidad que esconde la agresión y una generosidad que esconde la explotación. Psicópata dulce. Mediante su gran encanto el glotón puede hechizar a los demás e incluso a sí mismo. Evitan el sufrimiento y construyen mundos privados. La frustración se esconde tras el entusiasmo. Niño encantador. Inteligente. Su búsqueda de experiencia los lleva de un presente insuficiente a un futuro prometedor. Permisivos consigo mismos y con los demás que a veces se convierte en complicidad cuando sintonizan con los vicios de los otros. Rebeldes, diletantes poco disciplinados.Viven el aplazamiento del placer como una falta de amor.

Eneatipo VIII
Pasión: Lujuria

Fijación: Castigo
Es la más visible de las pasiones. Carácter fuerte y de mentalidad dura. Lujuria en tanto pasión por el exceso. El lujurioso va en busca de la intensidad en la vida. Impulsivo y hedonista. "Placer de luchar por el placer". Supermasculino e insensible. Puede ser vengativo y sádico. Justiciero, toma la justicia por mano propia, pendenciero, antisocial. Poco profundidad emocional. Piensa poco, siente poco. Actúa, es una persona de acción. Toma del mundo lo que quiere sin pedir permiso. En el pasado le tocó a el sufrir humillaciones y limitaciones de manos de unos padres tiránicos o descuidados, así ahora le corresponde volver las cosas del revés y darse a sí mismo placer, aún a costa del sufrimiento de los demás. Puede ser castigador, explotador y hostil. Rebelde con una fuerte oposición a la autoridad (frente a la autoridad del padre) y un menosprecio de los valores tradicionales. Frontal y directo para plantear las cosas. Seductor, fanfarron y embaucador. Rechaza la dependencia, la ternura es vista como signo de debilidad.



Eneatipo IX

Pasión: Indolencia-pereza

Fijación: Olvido

Pereza de la psique y del espíritu. Falto de pasión. Sobreadaptado, que vive a través de las necesidades de los demás. Desconoce sus propias necesidades por falta de interioridad. Distraído, confuso y poco participativo. Fiable y generoso. Es un individuo que adopta la estrategia de jugar a estar muerto para permanecer vivo. Amable, cordial, dispuesto a ayudar, comprender y confortar. No le interesa sobresalir y brillar. Es de un accionar robotizado por falta de interioridad. Vive en confluencia con los otros. No puede decir "yo". Evita confrontar, diferenciarse. Puede ser terco, resistencia pasiva. Le cuesta tomar una posición personal en la vida. Accionan sin saber qué necesitan. Dificultad para imaginar y profundizar, pereza intelectual. Demasiado concretismo y literalidad. Vive simbióticamente con la familia, la nación, el equipo, etc.



Comentarios finales

El eneagrama no es una suma de números.

El símbolo es un Mandala circular indivisible en constante movimiento.

Es un todo -gestalt-estructura-.
El propósito del trabajo no es pegarse un número en la espalda, ni hacer calzar una tipología, más neurosis.
La finalidad de la tarea con estas enseñanzas es para poder salir de ese "oscurecimiento óntico" que nos impide darnos cuenta de que estamos ciegos, dormidos pensando que estamos despiertos y así poder "Ser". "Lo que cura es Ser".

El trabajo inspira a mirar para adentro y a tomar responsabilidad. Alienta a que cada uno pueda hacer su propio autodiagnóstico.

Es un antiquísimo y sofisticado sistema de autoconocimiento.

Dentro de nosotros tenemos los nueve eneatipos y por otro lado uno de ellos predomina. Y dentro de esos nueve cada uno a su vez incluye tres subtipos, o sea que son veintisiete tipos de carácter.

Los verdaderos maestros como Gurdjieff, Ichazo o Naranjo lo incluyen dentro de sus enseñanzas como parte de una totalidad que funciona dinámicamente, "el todo es más que la suma de sus partes".
El eneagrama se aprende dentro de un contexto, en grupo, con alguién que "sabe" sobre el tema y su estudio es un camino de extraordinaria riqueza.

Cuanto mayor es el autoconocimiento, mejores son las posibilidades de un cambio consciente.
El propósito del trabajo terapéutico es "buscar la verdad".
El eneagrama es una sutil y poderosa herramienta para lograr este propósito.



Y la actitud para acompañar ese proceso es el amor...
la compasión ante el sufrimiento.

domingo, 22 de marzo de 2009

Escritos Milenarios

Del mito medieval a la verdad sobre las brujas

El martillo de las brujas: acerca de la Inquisición y la persecución de lo femenino.